28 Sep EL COMERCIO INTERNACIONAL DESPUÉS DE LA PANDEMIA
Escrito por: Luis Miguel Abajo Antón. www.proluco.com
¿Cómo será el comercio internacional después de la pandemia? ¿Qué implicaciones tendrá la recesión económica debido a la pandemia? ¿Será la globalización la ayuda para salir de la recesión?

Hasta el momento en que se detecta en Wuhan el inicio de la pandemia, el comercio internacional tenía como paradigma el criterio de la eficacia en la producción, que supone esencialmente que debe fabricar aquel que lo haga a menor coste y esto consagra el principio de globalización que supone, a mi juicio, la deslocalización de los centros de producción en una búsqueda de la mayor rentabilidad y por lo tanto eso aboca a producir allí donde los costes sean menores, en aras de la obtención del mayor beneficio.
Es cierto que la globalización basada en este criterio ha propiciado el mayor desarrollo económico que ha conocido el mundo desde su comienzo, pero no hay éxito sin fracaso ni triunfo sin secuela, y la secuela de esta escalada globalista ha aparecido descarnada en la crisis del COVID-19 cuando las naciones occidentales se han dado cuenta que para combatir a esta pandemia iniciada en China dependían de China para su suministro de equipos de protección y medicamentos, y que el criterio de eficacia basado en el abaratamiento de costes acarreaba también deficiencias en los suministros, retraso en los mismos, en suma mayor dependencia del causante de la pandemia y desprotección inmediata frente a la misma.
Ha tenido que ser un virus el que haga despertar al mundo de que llevar la globalización y la maximización del beneficio hasta sus últimas consecuencias no es gratis, y tiene secuelas que antes del virus se concretaban esencialmente en un mayor nivel de paro en aquellos países como España, que por su estructura económica eran más dependientes de la globalización, que buscaban el menor coste de la mano de obra en países como China y entregaban su producción en este caso al mejor postor de precios bajos, perjudicando a sus conciudadanos que al percibir mayores salarios y beneficios sociales que los naturales de los países productores a bajo coste quedaban expuestos al paro o al subsidio, en un porcentaje en la mayoría de los casos inasumible, pero enmascarado en un incremento del estado de bienestar que permitía por sus precios el acceso a numerosos productos, que de haberse fabricado en España o en Europa serían más onerosos y por tanto menos accesibles, pero ¿serían de mayor calidad?.
No es esta la única secuela que deja la globalización, las compañías occidentales se benefician de costes más reducidos y por lo tanto mayores beneficios al comprar los productos en ese mercado globalizado, pero el verdadero beneficiario es el productor que debido a sus ínfimos costes esencialmente de mano de obra, puede amasar una gran fortuna que luego invierte en occidente, controlando gobiernos a través de la deuda pública y manejando los resortes financieros de los países occidentales, por no hablar de las injerencias en el mercado inmobiliario y otros esenciales.
Si ahora la ola de proteccionismo se convierte en un tsunami ¿qué consecuencias tendría para el comercio mundial?
Lo primero que debemos decir es que pasar de la globalización a la autarquía no es posible hacerlo de forma inmediata sin despertar una guerra de intereses que se llevaría por delante decenios de prosperidad.
Lo aconsejable sería no adoptar de forma imprudente criterios proteccionistas inmediatos, que ya sabemos las consecuencias incluso bélicas que tuvieron en tiempos no muy lejanos, pero sí buscar soluciones que adecúen el beneficio en márgenes no desorbitados con la proximidad y el abastecimiento de productos que no dependa de escaso número de productores lejanos y no excesivamente transparentes. Debemos aprender de esta pandemia a que no todo es el beneficio, sino que debe establecerse la primacía de salvaguardar la ejecución de nuestras decisiones y no depender en remoto para aplicarlas, porque siempre estaremos en manos del suministrador del beneficio y eso no es riqueza, son migajas de dádivas incluso a veces muy jugosas pero que no dependen de nuestra decisión ni nuestro esfuerzo.
¿Usted que piensa que pasará con el comercio internacional después del Covid-19?
Escrito por: Luis Miguel Abajo Antón. www.proluco.com
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